Tras las distintas comedias cómicas escritas por la pluma (o el bolígrafo) de este autor, y alguna que otra comedia dramática o tragicomedia ―todo depende de como se quieran etiquetar―, es para mí un placer presentaros mi primer drama.
Su título: "JULIÁN Y EL GLOBO" ('Un drama en el aire'). Un drama romántico sobre el desamor y lo inevitable, y la necesidad de escapar. Un drama que espero poderos presentar sobre un escenario próximamente.
Os dejo con Julián y el Globo:
ACTO ÚNICO
Interior de una casa de campo.
Ventanal en el foro izquierda, por donde vemos forillo de cielo azul y verde
campo (...)
Al levantarse el telón, y mientras
suena una dulce música, encontramos sentada sobre el sofá a una mujer. Es
ELENA. De unos treinta y cinco o cuarenta años, de belleza serena, aspecto
frágil, y aire un poco ausente. Va vestida con una bata. Está
escribiendo sobre un cuaderno que tiene sobre su regazo. Continúa enfrascada en
su escritura durante unos instantes. Entonces se detiene, suspira, y, mientras
sigue la música, lee en voz alta, con una sonrisa en su semblante.
ELENA.― Querido diario: Julián está muy contento. El globo vuela perfectamente.
“Evoluciona perfectamente”, así es
como él lo dice. Julián está con su globo aerostático como un niño con zapatos
nuevos, como un crío ilusionado al que le han regalado un globo en la feria. Su
capricho nos ha costado unos miles, pero con ver su cara brillar radiante de
satisfacción, se da por bien pagado. Julián está contento. Julián está muy
contento. “Mil pies”, me dice. “Mil pies de altura, cielo”. Yo le contesto que
hasta ahí quiere él llegar, hasta tocar el mismísimo Cielo. (Vuelve la página. Se sonríe): “Si vieras cómo se ve el mundo desde allí
arriba, Elena... Los pueblos se vuelven diminutos, la gente, la gente que aquí
abajo se cree tan importante, primero se vuelve pequeños puntos, y luego…,
luego ni eso… Y los problemas, ni se ven desde allá…” (Suspira y deja el diario sobre la mesa. Mutis por el lateral derecha. Bajan
las luces. Sobre el paño del foro se proyecta la imagen, en movimiento, de un
globo cuyo quemador está en combustión, preparado para ascender. La luz vuelve
progresivamente, desapareciendo la proyección, y ELENA retorna al sofá con una jarrita
y una taza de café recién hecho ―con poco azúcar―. Toma de nuevo su diario. Lee
para sí, mientras se sirve la leche. Se levanta y va con su taza de café hasta
el ventanal, donde toma algunos sorbos y por donde queda mirando absorta…
Vuelva al sofá, y sigue leyendo el diario): “¡El globo es fantástico!”, dice Julián.
(La luz baja hasta una penumbra. Cuando vuelven las luces, ya sin la música, ELENA sigue sentada, pero en lugar de la bata lleva un vestido, y el diario no está a la vista. JULIÁN está en escena, de pie. De edad similar a su esposa, y, en ese momento, radiante.)
(La luz baja hasta una penumbra. Cuando vuelven las luces, ya sin la música, ELENA sigue sentada, pero en lugar de la bata lleva un vestido, y el diario no está a la vista. JULIÁN está en escena, de pie. De edad similar a su esposa, y, en ese momento, radiante.)
JULIÁN. ― ¡El globo es fantástico! ¡Mucho mejor de lo
que imaginé! (Tomando asiento en el
reposabrazos del sofá): ¡Qué
sensación, verse flotar, llevado por el aire…! Es como si fueras en el interior
de una gran pompa de jabón… ¡Qué sentimiento de libertad, Elena, y en el más
completo de los silencios!, sólo oyes al viento que te empuja…
ELENA. ― (sonriendo): Julián, estás
como loco…
JULIÁN. ― ¡Sí, estoy loco…!
ELENA. ― ¡Me encanta que estés loco, loco mío!
(JULIÁN pone un
semblante serio, y ELENA, entonces, también.)
JULIÁN. ― (serio, caminando): Reconozco que ha sido un gasto importante, pero merece la pena, vale
lo que ha costado con creces. No lo cambiaría por nada… Ni por el deportivo ése
que se ha comprado esa pareja amiga tuya… Ni por dos coches como ése lo cambiaba.
(ELENA queda seria contemplándole, en
silencio) Sé lo que estás pensando…
Que tú no disfrutas del globo conmigo como tus amigos de su deportivo… (Acercándose y acariciándole el pelo): Tú y tu miedo a las alturas…
ELENA. ― Mi vértigo.
JULIÁN. ― Eso, tu vértigo.
(Vuelve la música. JULIÁN se marcha,
mientras ELENA, ajena a este mutis, se pone la bata. Saca y lee el diario. Y
entonces habla al público):
ELENA. ― Siempre tuve miedo a las alturas. Desde pequeña. Ese miedo al vacío, al
precipicio que te agarra y te atrae hacia sí, como un imán, como si te
hipnotizara, ha sido una rémora durante toda mi existencia. Me ha privado de vivir
tantos momentos especiales, como es ahora el poder compartir con mi marido,
Julián, su gran sueño. Siento que él comienza a volar, mientras que yo soy el
pesado lastre que se queda en tierra. (ELENA
toma en sus manos el marco que hay sobre la mesa, y queda contemplando la foto.
La deja) Creo que mi vértigo, mi terror
a las alturas ―que ése es su verdadero y descarnado nombre―, se agravó durante
el viaje de novios…, en nuestra luna de miel, en aquella isla tan maravillosa, un
paraíso donde Julián y yo jugamos a ser Adán y Eva. Fue durante la excursión a
lo alto de la montaña… ¿Por qué tuvieron que poner aquella maldita montaña
junto a la playa…? Julián me llevaba de la mano como a una niña asustada,
animándome a seguir con aquella ascensión, cada vez más alto por aquella
empinada ladera pedregosa, desde donde se veía cada vez más lejos el mar… Casi,
diría, me empujaba a subir y a subir…
Julián intentaba hacerme ver lo ridículo de mi miedo, pero la angustia y el
pánico se iban adueñando de mí, haciéndose más y más grandes en mi interior… Si
Julián no hubiese insistido… Y ahora el lastre se queda en casa… (ELENA se levanta, y va hasta el ventanal.
Mirando fuera): El lastre se queda
en casa, mirando por la ventana al cielo… (Tras un silencio): Y no te
veo, Julián… (OSCURO. Con las luces
de vuelta, ELENA y JULIÁN están sentados en el sofá, ella con el vestido de
antes. Toman vino y ríen. Mientras cesa gradualmente la música, pasándole la
mano por el pelo): ¡Ay, qué tonto…! (JULIÁN la agarra y ríen, jugando, y se dan
un beso) Cómo se me está subiendo
este vino… ¿Tú me quieres emborrachar, eh, truhán…?
JULIÁN. ― ¿Desde cuándo necesito yo emborracharte…?
ELENA. ― (juguetona): ¿“Necesitas”?
¿Necesitas para qué…? (Retozan) Ay, Julián… (le acaricia la cara a su marido, y a continuación le da un toque en la
nariz)
JULIÁN. ― Con esto lo he superado todo, ¿eh? ¡Un
globo! ¡Un globo aerostático nada menos!
ELENA. ― Ay, cariño…
JULIÁN. ― El nuevo antojo del chico.
ELENA. ― (burlona): Su globito…
JULIÁN. ― Un globito más grande que una casa… Pues no
sabes cómo me divierto con él. ¡Jamás he disfrutado tanto con nada!, ¡es un
descubrimiento, Elena, es una pasada! ¡Abandonar la tierra, sentir la
ingravidez flotando en el éter, y volar y volar e ir con las corrientes…!
ELENA. ― (irónica): Y con los
pájaros…
JULIÁN. ― ¡Y con los pájaros! ¡De veras, Elena, es…!
¡Uf! ¡Levantarte y dejar aquí abajo este mundo, y encontrarte allí arriba…!
ELENA. ― Y dejarme a mí aquí abajo…
(Silencio.)
JULIÁN. ― (en tono de reproche): ¡Elena…!
(Bajan las luces, proyección del
globo encendiendo su quemador, a punto de ascender (...))
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ELENA. ― ((...) sola, se acerca
despacio hasta la ventana. Mirando fuera): Tendré que aprender a volar para volver a acercarme a ti… O para
traerte de vuelta.
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(...)
JULIÁN. ― ¿A dónde quieres ir a parar?
JULIÁN. ― ¿A dónde quieres ir a parar?
ELENA. ― No, hasta dónde quieres ir a
parar tú, Julián…
JULIÁN. ― (tras un silencio): Eh…
ELENA. ― (cariñosa, tocándole la cara): ¿Hasta
dónde quieres escapar…?
(Continúa...)
[Fragmentos]
© Diego Fdez. Sández
Este obra se estrenó el 6 de febrero de 2015 en Madrid.
Permaneció en cartelera hasta el día 22 del citado mes.
© Diego Fdez. Sández
Este obra se estrenó el 6 de febrero de 2015 en Madrid.
Permaneció en cartelera hasta el día 22 del citado mes.
Luego se publicó, y también se hizo un montaje en formato radioteatro o audiodrama.
En 2024 se repuso en Honduras.
¡PRECIOSA HISTORIA, Don Diego! con un poso de doloroso realismo escondido tras la metáfora del globo. Demuestras ser un autor todoterreno, capaz de navegar tanto por las divertidas aguas de la comedia del absurdo, como por el mundo de los sentimientos, de la nostalgia. Y siempre, siempre reflejando distintas facetas de la vida real. ENHORABUENA de una actriz, espectadora y cada vez mayor admiradora de su obra.
ResponderEliminar:-)) Preciosa crítica. ¡Gracias, Mon!
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